Desear lo imposible

2019-12-21T18:26:52+00:0013 diciembre, 2019|

Me acostumbré a pensar en lo imposible.

Hace años, queriendo salir de la situación en la que me encontraba, la cual no era ni trágica ni pésima sino más bien una situación que sentía insoportable, como una carga en la espalda que se extiende por el cuerpo y que, al final, forma parte ya de ti, aprendí a pensar en lo imposible.

Las causas de ese estado emocional tan demoledor ni siquiera son defendibles, por lo que no importa contarlo pues podría ser malinterpretado y ese no es el propósito de lo que quiero transmitir.

Para escapar de dicho estado, me sumergí a leer libros y frases de autores que señalaban que «nada era imposible», que tan solo había que «soñar en lo imposible para que se hiciera posible».

Y así hice, como una alumna obediente que siempre he sido, pues si me sumerjo en algo es para integrarlo hasta el tuétano.

Si tuviera que contar cuál ha sido el resultado de ese estado en el que me acostumbré a pensar en lo imposible para que se hiciera posible, tendría que decir que, ciertamente, fue negativo.

 

No todo lo imposible se hace realidad.

No todo aquello con lo que soñamos día a día, se hace realidad.

No todo aquello por lo que has luchado, lo consigues.

No todo aquello en lo que no solo eres bueno, sino único y excelente, te es concedido.

 

Sin embargo, he de desvelar algo importante y trascendental para mí que surgió como consecuencia de tanto pensar en lo imposible para que ese algo se hiciera posible.

Me acostumbré a ese estado hasta que ese estado se convirtió en mí.

De tanto creer que lo imposible sería posible, de tanto sentirlo en mi piel así como vivir como si «esa cosa ya la tuviera» o como si «yo me hubiese convertido ya en eso que quería ser», se abrió un campo de experiencia y vivencias que no forman parte de lo creíble ni de lo tangible en esta realidad que todos compartimos como real.

Y aquí reside lo difícil y lo intransmisible.

Comencé a vivir en un estado de magia, en donde la magia, por supuesto, no regía al cien por cien en mi vida sino en donde las circunstancias «menos posibles, coherentes y creíbles» se revelaban constantemente ante mí.

Se me abrió un escenario diferente en donde las reglas del juego estaban alteradas con respecto a nuestras reglas reales. Gracias a que me mantuve en ese estado, me sumergí en esa realidad de reglas inconexas.

Me sentía agradecida por ese estado en el que estaba viviendo.

«Sin embargo y como consecuencia de mi naturaleza humana, seguía enfadada con la vida por no hacer posible aquello imposible con lo que soñaba desde hacía tiempo o bien, por lo que luchaba día y noche para poder convertirme en el objeto imposible y deseado».

Pasó el tiempo y, dado que seguía aprendiendo y acostumbrándome a creer que lo imposible se haría posible, más experiencias mágicas, por muy pequeñas que se me antojaran, venían a visitarme.

Al final, esas vivencias raras y misteriosas se han convertido en algo normal y casi diría, en una forma de vivir.

Hoy me doy cuenta de que, aunque no obtuve ni he obtenido aquello secreto e imposible con lo que en su día soñé, cierto es que mi experiencia se vio transformada en algo irreal que nunca contaría abiertamente pero que sí podría demostrar a aquellas personas merecedoras de dicha prueba.

Aprendí que la miel no está hecha para la boca del asno y esta evidencia me hizo ver el porqué muchos consumen incoherencias y mentiras como sucedáneos de lo real. 

En resumidas cuentas, soy consciente de que hay un camino natural de causa-efecto por el que nos regimos, al que no presto casi atención sino la necesaria para la supervivencia.

No distingo ese camino con el proceso de la conexión con lo sutil, el cual se ha hecho casi norma en mi vida.

¿Es esto posible para todos?

No, no lo es para todos, como cualquier persona medianamente inteligente sabe.

Pero sí lo es para quienes ya aprendieron a convivir con la sutileza de la vida, mientras se deleitan de la densidad de nuestra existencia, la cual nos trae sinsabores así como placeres inmensos e indescriptibles que no solo se compran con dinero. Algunos, no tienen precio.

                                                  ¿Qué es aquello que no puedes comprar con dinero?

Vivir aquí pero desde un estado temporal de magia, que siempre está a tu servicio pero que, para acceder a él, tienes que saber que existe y que no es necesario ni que la ciencia ni ningún rito te lo descubra.

Es un sentimiento superior, por eso es sutil y por eso no necesita de medios demostrables, ni de creencias varias ni tampoco de alucinógenos para llegar a él. 

Recordemos que un sentimiento significa experiencia, con lo que, deduce por ti mismo y para ti mismo, lo que digo.

Esto es lo que te puedo dar. Esto te hace superior a todo. Esto es lo que transmito siempre.

Algunos lo pillan con pinzas, otros ni siquiera saben de qué estoy hablando, otros creen saberlo y a algunos se les abre la caja torácica porque están oyendo algo destinado a ellos.

 

Así que te animo a pensar en lo imposible pero no te creas que todo es posible para ti y para todos, sino siente de verdad que te servirá para entrenarte en el arte de vivir desde otra experiencia, a la cual ahora llamo «Comunicación desde el instinto» y que me da lugar a ofrecer el aprendizaje de «El arte de ser superior».

Si eres fiel a ti mismo de acuerdo a ese estado que es vivir en ese campo sutil donde se hallan todas las posibilidades posibles, tendrás el derecho de vivir desde ese lugar, el cual te ayudará no solo en los momentos difíciles sino también a creer en lo imposible, lo que entendemos como «vivir en la magia». 

Si mantienes esa creencia, mantienes el sentimiento y por tanto, la experiencia que se traduce en tu vida.

Me acostumbré a pensar en lo imposible y eso ya es parte de mí.

Gracias siempre por tu inteligencia y por disfrutar de la vida.

Ruth Morales

Ruth Morales. Evento El arte de ser superior

RUTH MORALES

1er Evento online «EL ARTE DE SER SUPERIOR»

4 sesiones + 1 sesión extra con ejemplos prácticos

Formato: Vídeo (MP4). Reproducible en cualquier dispositivo.
Duración total: 10 horas y 30 minutos.

Más información
Comparte esto
Mostrar botones
Ocultar botones